Antonio Pérez Esclarín: «Los educadores somos arquitectos de personas»

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Semblanza

«Don Antonio peregrino
paladín de la enseñanza
es tanto amor y esperanza
que es esencia, musa, y trino…»

 

Éste: es un diálogo urgente. También por todo y por nada un agasajo a los maestros del país. Es un regalo hecho palabra que brota de una fuente inagotable del saber. El oficio esmerado y tenaz del dialogante nos recuerda las palabras de Turgot: “El principio de la educación es predicar con el ejemplo…” 

De esa fuente que nombramos ha dimanado una diversidad de textos que son vida: Educar es enseñar a amar, Una Propuesta de Educación Popular, En la Soledad de la Sierra de Perijá, Los Yukpa, Simón Rodríguez y la Educación Popular, Ana María Campos y Domitila Flores, dos heroínas zulianas, Parábolas para vivir en plenitud, Educación integral de calidad, Aprender a vivir con pasión y compasión y Las cinco vocales de la pedagogía son algunos de los títulos que conforman su vasta y fecunda producción editorial, que alcanza ya el número 63.

Asimismo, varios de sus libros han sido reimpresos y traducidos al inglés y al sueco. Caracterizamos a un personaje histórico por los cuatro costados, un maestro que fue premiado como Talento Educativo en el año 2013 por la Fundación BOD, corolario de los aportes significativos a la educación venezolana en los últimos años.

Faltaría espacio para enumerar todos los reconocimientos y distinciones que ha recibido hasta entonces, Antonio Pérez Esclarín, nació en Berdún, España, el 23 de septiembre de 1944. Es coautor del Programa de Formación de Educadores Populares de la Federación Internacional de Fe y Alegría que ya se ha impartido a más de 25.000 educadores en 18 países de América Latina.

Él es el niño de tres años que salió a buscar el sol en la montaña fortaleza. El mismo que fue calificado un Pecho Roca por escalar el Chimborazo, Cotopaxi, Cayambe y los Illinizas; una proeza física. Sin duda que “Pechín” es un paladín de la enseñanza, un ejemplo a emular en el ejercicio vocacional de la docencia.

JRR: Para iniciar esta conversación quisiera citar una frase de Marco Aurelio que dice: “Los hombres han nacido los unos para los otros, edúcales o padécelos” ¿Qué significa esa frase?

APE: Escuchándote esa frase de Marco Aurelio yo me acordé de otra frase de un gran venezolano, nada más y nada menos que de Simón Rodríguez que dice: “Cuántos de los que hoy tenemos serían nuestros amigos, nuestros trabajadores, nuestros productores si los hubiéramos educado…” es decir, si no educas, teme. Hoy todos sabemos que la educación es el medio fundamental para abatir la pobreza, para lograr un desarrollo humano sustentable. Por eso yo no me canso de decirlo, el gran proyecto de país tiene que ser un proyecto educativo, pero a través de una educación que no sólo informe, sino que forme, que transforme, que cultive los valores, los sentimientos, la solidaridad, el respeto. Te digo algo que me preocupa muchísimo, hoy día se ha puesto de moda hablar de valores, de la pérdida de valores; pero nadie hace una verdadera clarificación de lo que son los valores. El valor para ser valor tiene que ser experimentado como algo bueno, por lo que merece trabajar y esforzarse; pero sólo es valor si yo lo convierto en actitud, en conducta de vida. Si yo digo que el trabajo es un valor, pero huyo de él cada vez que puedo, estoy demostrando que para mí el valor es la flojera. Si yo digo que el respeto es un valor, pero estoy irrespetando, estoy insultando, estoy ofendiendo estoy demostrando que para mí el valor es el irrespeto.

JRR: ¿Qué nos ha llevado a practicar antivalores?

APE: Fundamentalmente creo que los dirigentes políticos desde hace mucho tiempo no han dado ejemplo. Ellos deben ser los primeros educadores, no con el discurso sino con la vida. No hay nada más “deseducativo” que presenciar una asamblea, en donde nadie escucha al otro, donde se ríen, en la que los insultos se aplauden. Si nuestros dirigentes están “deseducando” ¿qué podemos aspirar? Lo segundo es esa concepción de la Venezuela petrolera que nos acostumbró a todos a que teníamos que vivir bien sin trabajar. Hay que recordar que la riqueza de un país no está en sus materias primas sino, en la capacidad productiva de su gente. A mí me preocupa que, desde siempre, todos los gobernantes empiezan desde cero, vienen a remediar todo lo anterior, no ha habido una política continuada en Venezuela.

JRR: ¿Por qué en Venezuela se considera a un docente, sobre todo al de la primera etapa, como un profesional de poca monta, con poco prestigio social si es un profesional que pertenece al gremio más necesario y más civilizador de una sociedad?

APE: Porque en definitiva no se valora la educación. Hay mucha retórica, pero no se valora la educación. Es decir, no se termina de entender que la educación es el medio fundamental para construir un país. Los educadores somos los arquitectos de personas, pero no se valora, no se entiende. Lo que suelo decir y lo he escrito muchas veces es que todo el mundo quiere tener el mejor maestro para su hijo, pero nadie quiere que su hijo sea maestro. Con lo cual, en teoría reconoce la importancia del educador, pero en la práctica lo desprecia. No se ha entendido que educar es diferente a instruir, cualquiera puede enseñar a leer a escribir, pero educar en cuanto a construcción de persona… el educador es el partero del alma, el que ayuda a nacer a ese hombre y a esa mujer nuevos, es el que construye verdaderos ciudadanos, el que construye la verdadera riqueza. Yo suelo decir que la principal empresa de Venezuela no es PDVSA: es su educación. Los ciudadanos representamos la verdadera riqueza del país que es el conocimiento.

JRR: ¿Es cierto entonces esa frase que se ha acuñado en el tiempo que: “todo es un problema de educación”?

APE: Tendría cierto sentido si se entiende que el problema de la educación es un problema de la sociedad. No de los maestros, porque muchos dicen que es un problema de educación y se lo atañen sólo al maestro y es un problema de la sociedad también. Es decir, que si estás botando un papel en la calle estás “deseducando”. Que el problema del irrespeto también es un problema tuyo.

JRR: Este es un diálogo de muchas frases, hay una de Sigmund Freud que dice: “Hay tres tareas imposibles: educar, gobernar y psicoanalizar” ¿es determinista esta frase o es una realidad?

APE: Yo no sería tan pesimista. No conocía esa frase de Freud y si en verdad la dijo no coincido con él. Yo soy seguidor de Pablo Freire y él decía que: “sólo es posible educar si estás convencido de la posibilidad de transformar al ser humano”. La educación es un acto de esperanza, de compromiso y de construcción de lo nuevo y yo sí creo que los seres humanos podemos cambiar. Los seres humanos no nacemos malos, no nacemos racistas. Los seres humanos no nacemos despreciando al otro; nos hacen de esa forma. El problema también es que a veces en el hogar vivimos una cultura totalmente “deseducadora” e ir contra corriente es muy difícil y yo sí creo que el gran reto es un reto educativo; porque creo que los seres humanos somos capaces de transformarnos. La educación también es un proceso que enseña a la gente a quererse a valorarse, si tú no te quieres no puedes querer a los demás, hay mucha gente que no se acepta, que vive lleno de envidias pendiente de los demás, se desprecia a sí mismo. Otra cosa que yo trabajo en el magisterio, hay muchas personas, muchas maestras y maestros que tienen heridas profundas en los corazones que, en su infancia, en su adolescencia han sido maltratadas, han vivido experiencias afectivas muy dolorosas y por eso en todos mis proyectos de formación, la primera unidad, y eso no lo enseña la universidad, es ayudar a las personas a sanarse, a aceptarse, a quererse; porque si estás a gusto contigo, sólo de esa forma podrás querer a los demás. Detrás de un delincuente hay un niño mal querido, no sabe querer y necesita destruir.

Detrás de una persona violenta hay algo que no fue valorado en su infancia.

JRR: ¿La educación debe preparar seres humanos o formar profesionales competitivos?

APE: Tiene que formar ambas cosas. Tiene que formar profesionales, pero sin descuidar su esencia humanizadora. Tiene que formar personas que respeten al otro, que convivan con el otro. Profesionales productivos. La educación se ha limitado a formar sólo profesionales. Ha descuidado la formación de los ciudadanos. Yo suelo decir para graficar lo que me preguntas, que yo sueño con el día en que las universidades del país con el otorgamiento del título de abogado, de psicólogo de ingeniero, de licenciado, también den el título de persona. Hay muchos profesionales que no son personas… El informe de Lorse, La educación encierra un tesoro, te lo decía bien claro.

JRR: ¿Cuál es el regalo que les entrega a los maestros este día?

APE: Les diría que se esfuercen por ser maestros. Mi artículo de esta semana publicado en varios periódicos se titula: Necesitamos maestros. Tenemos muchos licenciados, profesores, magísteres, doctores, pero cada día escasean los maestros. Necesitamos gente orgullosa de ser educadora que entienda que la educación es el proceso de volver a nacer, maestros que provocan las ganas de aprender porque ellos la tienen. Maestros que están en continua formación, no para quererse más sino para servir mejor. Les digo ¡felicitaciones verdaderos maestros! porque ustedes son la clave de la sociedad. Ninguna profesión tiene a la larga más consecuencias que la profesión de maestro, nosotros somos los que hacemos los ingenieros, los abogados, los locutores, la sociedad tiene que acompañarnos a nosotros porque yo también me considero un maestro y vivo con orgullo mis 43 años de magisterio. Nosotros somos los que construimos el capital más importante del país. Admiro a muchos maestros que viven heroicamente, van gastando su vida y la sociedad no los acompaña. Somos nosotros los que construimos la sociedad.

Antonio Pérez Esclarín ha sido voz fundamental de la educación en el país y América Latina, sus aportes son herramientas que deben ser utilizadas a diario. Humanizar, hacer humanos de verdad, es el mensaje constante que profiere a sus semejantes. Fe y Alegría es su bastión y la ha puesto al servicio del estado para aliviar la demanta educativa de la nación y garantizar la formación de caliadad para todos. Dios y la patria le están en deuda: Maestro.

 

Frases lapidarias de ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN:

 “Yo suelo decir que la principal empresa de Venezuela no es PDVSA: es su educación…”

 “El educador es el partero del alma…”

 “La educación es un acto de esperanza, de compromiso y de construcción de lo nuevo…”

 

Maracaibo, enero de 2015

José Rafael Rivero

@JoseRRiveroESPN